Causas externas. Las otras muertes de 2020

Sabemos ya que en algunos países los ingresos hospitalarios durante 2020 y 2021 se redujeron respecto a los años anteriores, siendo los enfermos covid un porcentaje bajo respecto del total. El dato puede parecer sorprendente, dado que el inicio de la pandemia vino acompañado de una campaña inaudita con datos de todo tipo sobre la salud y la covid, ocupación de UCIs, comorbilidades, casos, tasas de letalidad, etc.

El total de ingresos/altas hospitalarias de España durante el primer año de pandemia está por salir, pero no sería extraño que siguiera la tendencia que ya muestran otros países. Algunas pistas, en realidad, ya las tenemos. La omnipresencia de datos pandémicos sobre los hospitales y su divulgación a la población por todos los canales dio como resultado el descenso de las visitas médicas, especialmente entre los mayores de 65 años, según datos de la Encuesta Europea de Salud en España. Por otra parte, el año 2020 registró un descenso de 49,4 % en el número de defunciones por complicaciones de la atención médica y quirúrgica y, aunque la tendencia de defunciones por esta causa ha tendido a la baja en años recientes, parece un descenso demasiado brusco en un solo año.

Fuente: INE

En general, las causas externas de mortalidad acusan el efecto 2020 con un descenso de 0,4 % pero el detalle según tipología refleja variaciones mucho mayores en algunas de ellas, como muestra este ejemplo y no es el único que podemos encontrar.

Fuente: INE

Por otra parte, en el lado de lo que más sube encontramos las defunciones por otras causas externas y sus efectos tardíos (+43,8 %), el envenenamiento accidental por psicofármacos y drogas de abuso (+22,4 %), las caídas accidentales (+9,3 %) y el suicidio (+7,4 %), del que tanto leemos y oímos hablar en los medios los últimos años.

Suicidios

Con el descenso de los accidentes de tráfico desde hace algunos años, el suicidio se ha convertido en la primera causa externa, seguida de cerca por las caídas accidentales. En tasa son 8,32 por 100.000 habitantes, cercana a los 8,42 registrados en 2014.

Por edad, entre los menores de 15 años el incremento fue del 100 %, pasando de 7 a 14 casos. Un fenómeno que habrá que observar cómo evoluciona los siguientes años ya que incrementos asociados a valores pequeños pueden dar lugar a variaciones muy altas, tanto al subir como al bajar.

En términos relativos a la población, la tasa de suicidios está por debajo de la media de nuestro entorno hasta el último año que permiten las comparativas en Eurostat, siendo mayor sistemáticamente entre los hombres de 65 años y más.

Fuente: Eurostat

El problema de convertir algunas causas en «problema de salud pública»

Homicidios de pareja, abuso de drogas, suicidio… A menudo se habla de estos problemas como algo sobre lo que las autoridades deben «hacer algo», perdiendo de vista el contexto de los datos.

Por lo general, el papel de las autoridades consistirá en destinar fondos públicos para campañas de propaganda, servicios «gratuitos» y otras partidas tras las que gira un entorno de ayudas públicas no exentas de corrupción política.

Una perspectiva histórica de estas muertes, sin embargo, invita a pensar que son más independientes de factores sociales de lo que nos cuentan quienes pretenden la intromisión de los poderes públicos. Incluso es posible que estos tengan el efecto contrario al pretendido, convirtiendo ese hacer algo en un sumidero de impuestos más que solo resta libertad y riqueza a los particulares sobre la gestión de sus propios recursos, mientras limitan con directivas ideológicas el estudio de las verdaderas causas.

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