La renta básica ya está aquí

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Lo dicho y no es retórica. Si no me creen les propongo consultar algunas web de comunidades autónomas en el apartado servicios sociales. Verán los diferentes tipos de ayudas según las particulares circunstancias de cada uno: sin ingresos, emancipación, maternidad, víctimas de violencia… Incluso se llaman así en algunas de ellas: renta básica, renta de ciudadanía.

Cuando vean o escuchen titulares en medios sobre millones de desempleados que no tienen prestación, recuerden que para la Seguridad Social prestación es una cosa y subsidio otra. Recuerden también que tenemos 17 autonomías y varios miles de ayuntamientos con partidas presupuestarias destinadas a gasto social. Añadan a eso las entidades sin ánimo de lucro que reciben ingresos de distintas fuentes, incluidas las públicas, que suponen recursos igualmente gratuitos para miles de hogares.

Otra cosa que también se suele olvidar al hablar de escasas prestaciones es que en España hay más de un millón de hogares que residen en viviendas cedidas gratuitamente por distintas entidades, privadas y públicas, buena parte de ellas propiedad de administraciones (¿cuántas? ¿Alguna fuente fiable?)

Estos recursos que a menudo olvidan contarnos los medios no son gratis. En Europa el coste por habitante de estas prestaciones es muy variado, con un máximo en Luxemburgo y un mínimo de Bulgaria. Como la riqueza de los países no es casual, países más ricos tienen mayores prestaciones.

Excluida la vivienda cedida y la educación, la cifra en nuestro caso es de 5.567 euros por habitante y año. ¿Poco o mucho? Dependerá de lo ricos que seamos y de los contribuyentes netos que tengamos.

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Si a esa cantidad quitamos el gasto en pensiones y salud, el resultado es 2.040 euros por habitante y año. El desempleo, las pensiones de supervivencia y las ayudas por discapacidad se llevan la mayor parte.

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La diferencia entre esto y la renta básica propuesta y rechazada en el referéndum suizo de hace unos días es que estas rentas de ciudadanía que reparten los servicios sociales las pagan unos y las reciben otros (no siempre contribuyentes netos) en función de sus circunstancias. Y otra importante diferencia es que éstas nadie las votó. Se impusieron en las democracias occidentales como forma de mejorar las condiciones de vida de las personas, independientemente de su aportación a la caja común. Actúan como seguros a cargo de los Estados. Si son suficientes o no puede ser objeto de discusión, como también podría serlo su abuso. En algunos sitios los perceptores de ayudas han sido explotados por mafias dedicadas a la mendicidad, otras han servido para nacionalizaciones encubiertas y las hay que sirven como bienes públicos subarrendados ilegalmente a terceros.

Es iluso pensar que una renta básica universal y mayor acabará con las bolsas de pobreza o la marginalidad. Los miembros de la unidad familiar que se lo gasten de forma inapropiada seguirán perjudicando a su prole y tanto más cuanto menos responsabilidad personal tengan o aprendan a asumir para cuidar de ella o para traerla al mundo. Ninguna sopa boba estatal remediará diferencias individuales y males humanos, más bien al revés, sospecha bien fundada cuando ya hemos llegado al punto en el que algunos esperan que la tribu cuide de todos.

Si quieren poner una renta básica universal añadida a lo que tenemos, que al menos no se cuente la milonga de que es para paliar carencias; que se diga claramente que es para animar la inflación o la querencia al subsidio y la drogodependencia a Estados mastodónticos. Suena menos tonto y es mucho más acorde a lo que muy posiblemente consigan.

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